¿LA NUEVA COCINA AL ALCANCE DE TODOS?. UN GRAN FIASCO Y UN DESCUBRIMIENTO.

El Fiasco
Kabanova
Estoy en Facebook, con un importante grupo de afamados cocineros de la nueva cocina (bueno ya es algo vieja). Como la crisis golpea y además existe lo que se denomina en marketing  "nichos de mercado", estos cocineros han creado restaurantes más económicos que los principales, llevando parte de su cocina al gran público. Creo que lo que están llevando es simplemente su imagen, su nombre, y no su calidad. Cuento mi experiencia del sábado pasado.

El otro día en Bilbao estuve en uno de ellos. Me dejé guiar por la imagen del restaurante principal, uno de los más importantes de Bilbao, por no decir el más. Llamé y reservé para 2. Mi mujer y yo. Hacía buen día y aparcamos cerca dando un paseo por las orillas del Nervión, tan hermosa toda esa zona ahora y con edificios y construcciones tan emblemáticas.

Al llegar me sorprendió el lugar negativamente. Mesas altas corridas tipo sidrería pero con taburetes, y mesas bajas, pero dando una sensación de frialdad y de mesón moderno que me dejó bastante tocado y si no hubiera ido con mi mujer, me habría marchado.. Allí podías comer con compañía a derecha e izquierda (incluso lo potencian y alaban en su web esta manera de comer), tipo Asador Terete en Haro (Dios mío: como ha bajado de calidad allí...). Le recordé a la chica, muy amable, que tenía reserva, pero me dijo que las mesas bajas estaban todas reservadas!!!???. Yo llamé con tiempo. Mucho tiempo. Tenía que que compartir mesa corrida. Fue mi primera desilusión y frustración. El menú corto y con un precio de 28 euros/persona, sin bebidas. El local tenía unas mesas en la calle en una terraza y como el día acompañaba nos sentamos. Bueno nos sentamos en unas sillas tipo terraza de bar algo incómodas y otra sorpresa: la mesa no tenía ni mantel ni papel. Nada (Stephen Hawkins diría que se hizo con eso el universo...) . Como estaba de humor, aguanté el sitio. El hecho de estar rodeado de cochecitos de niños y de niños de corta edad me preocupó al comienzo, aunque vi que los padres eran de los educados, no de esos que dejan a las fieras dando el coñazo a los demás, mientras ellos ni se inmutan. Nos trajo la camarera (buen servicio eso si) el pan en una bolsa de papel, y los cubiertos en una elegante servilleta tipo papel. El menú era claro: arroz con setas y yo elegí rabo estofado de segundo con brazo de gitano con helado de pistacho (mucho colorante). Mi mujer igual con bacalao pil-pil y arroz con leche.  Tenían carta de vinos unos 12, caros. Muy caros. Pedí agua y una botella del de la casa (12,50€). Un vino del año de La Rioja, sin más, de los de 2,5 la botella en Lidl. Ese vino no debía de haber costado más de 8€ (220%  de márgen bruto y no el 400%). Es absurdo la política de vinos de casi todos los restaurantes. Su beneficio debe de salir el 90% del alimento preparado, no del vino. El vino es un servicio a tu cocina. Un complemento. No al revés. Bien. Llega la comanda y el arroz en unos pretenciosos platos que se cogían con el dedo gordo dentro de él porque eran por un lado muy altos, y sin plato. Estaba sin más: comible. Demasiado espeso. Buena cantidad. Demasiada cantidad. Acabé muy pesado  toda la tarde. Llega la camarera y coge los cubiertos usados, con bastante arroz pegado por el queso que llevaba en tiritas fundido, y nos los deja encima de la mesa aquella sin mantel. Otra decepción. En cualquier sitio de menú, te ponen aunque sea un mantel de papel, para no tocar la mesa más sucia por bacterias que uno no ve. Una guarrada. El rabo y el bacalao pilpil, sin más. Luego los postres, (ahí si nos cambiaron el cubierto...), regular tirando a industrial malo. El brazo de gitano era malo de solemnidad con un color verduzco (pistacho) y un helado duro verduzco, de congelador industrial que no me gustó nada. El arroz nada de otro mundo. No pedí café. Ya era mucho lo consumido mal y estaba muy a disgusto. Quería irme pronto de allí. Pedí la cuenta.

Llegó la chica el lector de tarjetas, y otra sorpresa: había que firmar en el aparato. Esas firmas que no se parecen nada a la tuya. Yo pensaba que traía el aparato a la mesa para que viéramos lo que hacían con mi tarjeta, pero no: al final dejé mi firma no en un papel, sino en el chisme aquel. Mi firma y mis datos....Espero que sea honrado. Si. El dueño es honrado. .... pero ¿y el personal?. Seguro que también claro. No me gustó nada el detalle. Total: 72,50 euros. Caro y mal. Muy mal los detalles de taberna. Diré que la servilleta muy mona, pero no secaba absolutamente nada. Era papel duro. Color vino. ¿No la prueban ellos antes?

Resultado: no volveré más. Y lo siento, porque el chef y dueño es conocido mío desde hace muchísimos años cuando el era un gran cocinero en un barrio pobre con poca clientela y yo era un pobre vendedor. Le aprecio y le respeto mucho por sus éxitos. He comido en sus otros 2 restaurantes bien; pero creo que esto lo tiene fatal. Con pequeños gastos menores mejoraría mucho la oferta. Lo de no poner mantel es sencillamente inadmisible. Lo de no cambiar los cubiertos deplorable. Dejarlos encima de la mesa sin mantel: antihigiénico. Para comer lo hago en muchos sitios por 16€ con vino de calidad del año y me ponen mantel de hilo, y hasta me cambian los cubiertos. Tienen lavaplatos, y piensan en el cliente: no en la caja y en el préstamo. Unos cojines en las sillas irían de perlas para el culo y la comodidad del cliente.

Como todo tiene su contrapartida estuve el otro día en Logroño comiendo un menú por 16 euros excelente con gran calidad comida bien preparada, con una excelente presentación del tipo nueva cocina, con mejor vino y agua incluido en el precio. El local perfecto. Sobrio, elegante, cómodo, con espacio entre las mesas, con intimidad, con manteles de hilo, cubertería formal, cristalería formal, buen servicio y me llevaron la máquina a la mesa imprimiéndome un ticket que firme. Salimos muy satisfechos y volveremos. Se llama Kabanova  en la calle Guardia Civil en el centro de Logroño. Del otro no diré su nombre directamente aunque el hábil lector lo encontrará leyendo este artículo.
Los cocineros afamados, creen que pueden captar más negocio llegando al gran público con menús "baratos" (28 euros sin bebida es caro), y algunos lo hacen. Pero otros, descuidan lo más elemental de la restauración que son los detalles, los instrumentos de comer y las formas en el servir. Se ha confundido para mí este conocido mío, y no entiendo a la gente a la que no le afectan estas cosas tan elementales. Quizás lo ha hecho para el turista accidental que ya no vuelve nunca a Bilbao. Lo que yo noté, es ahorrar en el "chocolate del loro", y es una falta total de tacto y de delicadeza con sus clientes. Es el quiero pero no puedo, o el puedo pero no quiero que creo que recoge mejor el hecho en sí. Una estrella Michelín se les ha caído con este restaurante-bar, para mí todas ya. Una pena de dinero tirado por mí. Iba a haber ido al Serantes de Pozas, (las mejores rabas de España) pero estaba de vacaciones. Me dejé llevar por el corazón, pero me engañó. Una vez más.

Es como cuando llevas la Guía Michelín:  crees que vas seguro. Me metí una vez en verano en Soria capital al que mejor ponía la guía, comí con miedo y otra pareja. Demasiado vacío para tener comida fresca... . Por la tarde aparecí en el Hospital de Logroño, con mi mujer vomitando porque había cogido una gastroenteritis derivada de un aperitivo de carne que ella comió (yo no. Yo tengo unos ojos que me indican: no comas, no comas). Nada es seguro. Lo más: comer donde haya mucho camionero. Al menos allí, sabes que la comida rota. Le llamé al artista de Soria para quejarme, y él a parte de defender su integridad, me invitó a comer con mi mujer otro día. No, gracias, le respondí: yo voy bien al baño.

Las estrellas son inamovibles y además tienen toda claase de artilugios en la cocina para darte lo que quieren, cuando quieren y como quieren o le sale más rentable. Pero no todas las estrellas brillan igual en el firmamento de la culinaria, ni española ni internacional. Claro. Hay estrellas Michelín, y michelines sin estrella.

Oído cocina.!!!!!!!
  

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